martes, 5 de noviembre de 2019
Tumbado viene de tumba
-- No entiendo la manía tuya de desayunar en la cama, ya me cuesta entender que leas siempre tumbada. ¡No te digo nada de desayunar!
-- Yo tampoco entiendo que en la cama solo quieras estar para dormir o follar y que apenas te despiertes te levantas como si hubiesen tocado diana.
-- Muy fina tú con lo de follar, si fuese por ti lo haríamos por cualquier rincón.
-- ¿Y qué malo hay en ello?
-- Que no es cosa de nuestra edad hacerlo en cualquier sitio
-- Tampoco es que seamos viejos.
--Tú siempre resistiéndote al paso del tiempo.
-- Y tu retirandote al galope de la vida.
-- Yo no me retiro de nada, hago lo que toca y lo que me da la gana.
-- Si yo hiciese lo que me da la gana te mandaba a tomar viento.
-- Anda calla y levántate que vas a llegar tarde.
-- Eso es asunto mío, me levanto cuando quiero, no me trates como a una chiquilla.
-- Eso es lo que eres, una niña consentida
-- Y tu un pobre diablo sin ninguna ambición.
-- ¿Sin ambición?. Me he esforzado siempre todo lo que podido, tú en cambio has sabido sacar partido a ser mujer.
-- ¡Acabáramos!
-- Todas aprovecháis vuestros encantos ante tanto hombre baboso.
-- Es lo que piensas de mí.
-- Eso es lo qué pienso de todas.
-- Eres patético. ¡Anda vete ya y déjame en paz!.
El portazo hizo temblar los cristales, ella se sintió tan liberada como el de perderse de vista hasta la noche.
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