Dialogo interior:género literario, terapia psicológica y literatura de confesionario.
Siendo el dialogo interior al igual que terapia, género literario; me pregunto sino entraña dificultad para ficcionarlo, ya que se presenta como literatura de confesionario con cierta carga de contrición. De ahí la necesidad de la capacidad creativa del narrador para ficcionar una apariencia de confesión, que el lector tenderá a querer creer como un contenido identificable con el autor /narrador.
¡Ni sientes ni padeces ! ¿Y por qué eso ha de ser un reproche?
Al fin has conseguido la horizontalidad, ya nada es cuesta arriba y aún no vas cuesta abajo .
¡Nosotros somos la cuesta arriba decía aquel! , pero nadie lo esgrime ya como lema espoleador para hacer camino, aunque qué útil resulta haberlo tenido presente para alcanzar la deseada ataraxia (¡menuda palabra!) y apearse entonces de pasiones y turbulencias, conteniendo o encorsetarlo los sentimientos, que a la postre acaban siempre mal: me muero, se muere, me deja o la dejo.
Bueno a veces se muere a la vez, debe ser una gracia del cielo.
¡El cielo! ¿ qué planes tiene conmigo?
Amar pareció fácil, pero los años te enseñaron a odiar. ¡Noo! no es cierto que el odio te destruye, no te hará santo pero te mantiene despierto y expectante. Ya cayó uno, falta alguno más.
No fue venganza, fue sed…; pero no usaré la palabra, qué más da. Lo que más me gusta de esa es que además de ciega, su espada no tiene vaina siempre funciona, y la usa Ella no yo. Aunque le falta un detalle, la escoba.
Y andando de puntillas y aislado del exterior poco daño pude hacer y posiblemente quedaré a salvo de esa espada justiciera, pero no escaparé a la escoba regeneradora; a fuerza de aprender a odiar aprendí a obviar a los demás, a la postre la fuerza expansiva del mal siempre es superior a la del bien, pero al menos tengo un consuelo y algo sí que siento: la pena de que no me de pena.
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